La serie "Máxima", que se estrena hoy en la plataforma MAX, se adentra en la vida de Máxima Zorreguieta, desde sus días en Argentina hasta su transformación en reina consorte de los Países Bajos. Esta producción se distingue por su enfoque en la historia personal y emocional de Máxima, evitando los excesos melodramáticos y presentando un retrato más realista y matizado. 

Uno de los principales aciertos de la serie es la elección de Delfina Chaves para el papel de Máxima. Chaves logra transmitir la inteligencia, el carisma y la determinación de la reina, con una interpretación convincente y cautivadora. Su actuación permite al espectador comprender las complejidades y desafíos que enfrentó Máxima en su camino hacia la realeza. Martijn Lakemeier, en el papel de Guillermo Alejandro, complementa perfectamente a Chaves con una actuación sólida y un porte similar al del actual rey de los Países Bajos.

La serie ofrece interesantes pinceladas sobre los orígenes de Máxima, su entrada en la corona holandesa y la presión inicial de los medios de comunicación. Estos elementos ayudan a construir una narrativa que no solo se enfoca en el romance entre Máxima y Guillermo Alejandro, sino también en las responsabilidades y desafíos inherentes a su posición. La serie muestra cómo Guillermo Alejandro, consciente del peso de la corona, transmitió a Máxima la importancia de tomar una decisión informada y sensata sobre su futuro.

Es interesante observar cómo la producción adopta un enfoque romántico desde el principio, lo que facilita la conexión del espectador con los personajes y la historia. Sin embargo, no cae en clichés de cuentos de princesas ni retrata a Máxima como una figura ingenua. En cambio, presenta a una mujer que, aunque cautivada por Guillermo Alejandro, analiza cuidadosamente los pros y contras de la situación y considera las oportunidades que se le presentan.

"Máxima" no busca ser una apuesta solemne y sofisticada. En lugar de ello, se enfoca en ofrecer una narrativa clara y bien estructurada que resalta la figura de Máxima y su entorno. La serie está bien ambientada, transportando al espectador a diferentes escenarios: desde Argentina hasta Nueva York y la residencia de la reina Beatriz. Esta atención al detalle en la ambientación contribuye a la inmersión del espectador en la historia.

La serie también aborda la figura del padre de Máxima, un aspecto crucial en su vida y su trayectoria. Este enfoque permite una comprensión más completa de las motivaciones y decisiones de Máxima. La serie no rehúye temas controvertidos y presenta una visión equilibrada y respetuosa de la vida de la reina.

Por supuesto que la producción no está exenta de controversias. En la semana del estreno en los Países Bajos, la prensa expresó su disgusto por las escenas de sexo que aparecen en la serie. Algunos críticos consideran que estas escenas son innecesarias y pueden afectar la percepción pública de la reina. "Se ve nada más ni nada menos al rey y a la reina refocilándose debajo de las cobijas. Es como ver a los padres en su juventud", señaló el medio neerlandés Algemeen Dagblad. Otra de las duras críticas que recibió la producción fue: "No necesito ver jadeando y resoplando sobre su amada al hombre al que vemos recitar el discurso desde el trono como rey cada año", comentó la presentadora de televisión Anita Witzier.

Sin buscar comparaciones injustas con otras producciones sobre la realeza, "Máxima" se establece como una propuesta valiosa y entretenida que merece la atención del público.